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Amor y violencia son conceptos aparentemente contradictorios, sin embargo la realidad nos muestra que el amor romántico se ha vuelto un concepto idealizado, paradójicamente utilizado como herramienta para ejercer daño al otro en este falso afecto.

La infatuación –estado emocional caracterizado por la pasión irracional- alude justamente a la idea de amor adictivo, que, en su condición de adicción, nos refiere a una afección crónica que provoca la constante búsqueda de alivio a través del consumo de una sustancia o conducta. La privación de éstas nos lleva a la abstinencia, mientras que sus residuos en el organismo producen un estado conocido como resaca, evidenciando el exceso al que hemos sometido nuestro ser.

Escenificando en forma abstracta episodios que reflejan la violencia en una relación afectiva, la artista compromete sus obras con una causa política, aventurándose a responder de manera afirmativa la cuestión de la función social del arte, creando puentes de comunicación y denuncia con el público sobre una problemática latente.

A través de la ilustración, haciendo un juego semiótico de las aves y la anatomía humana, valores como la libertad, la solidaridad y la esperanza se encuentran con sentimientos como la ira y el rencor, y entran en diálogo con el espectador, persiguiendo la síntesis de una reflexión sobre las agresiones que muchas parejas viven cotidianamente, y las secuelas que deja esa violencia en la persona terminada la relación.

“Resaca” es un recorrido por el duelo que se vive tras la pérdida de un ser querido que nos dañó, y encuentra su origen en el proceso de introspección que iniciamos al cerrar un ciclo. Así, el fin de la relación se vuelve a su vez el inicio de una liberación, aún frenada por el desgaste del cuerpo, y la putrefacción de los remanentes del día anterior.

Armando Pliego.

 

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